Cardinal Cupich's 2023 Easter Message

Dear Sisters and Brothers in the Risen Lord,

At Easter time, we proclaim and celebrate that Christ, our hope, has risen from the dead and is active in the life of the Church. He is our hope as the world faces so many challenges.

Think of our sisters and brothers in Ukraine and people in other parts of the world who daily struggle with war, civil unrest, violence, repression, and natural disasters. Think of those who are homeless and who walk our streets and those whose streets in our city are plagued with violence. Think too of the dark forces that continue to polarize our society and result in our own sinfulness, and the suffering of so many in mind or body with chronic illness. In the face of all this, we clearly know our need for the risen Christ, who is our hope.

I urge you to reclaim your Easter faith and hope in Christ, especially as you gather with your parish community and once again hear the proclamation “Christ is risen!” We sing in response “Alleluia, he is truly risen,” to express that on hearing this good news we deepen our faith that by rising from the tomb, Christ has broken the bonds of sin and death, and claims us as his very own daughters and sons of light.

Let this Easter season be a new springtime for us personally, our parishes and our archdiocese as we continue our renewal and commitment to be missionaries of hope to a world so much need.

Finally, let us pray for one another, for all those we love, and for all who have not yet heard or accepted new and lasting hope in Christ our risen Lord.

Sincerely yours in Christ,

Blase Cardinal Cupich
Archbishop of Chicago

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Queridos hermanos y hermanas en el Señor Resucitado:

En el tiempo de Pascua, proclamamos y celebramos que Cristo, nuestra esperanza, ha resucitado de entre los muertos y obra en la vida de la Iglesia. Él es nuestra esperanza cuando el mundo se enfrenta a tantos desafíos.

Piensen en nuestros hermanos y hermanas de Ucrania y en las personas de otras partes del mundo que luchan a diario contra la guerra, los disturbios civiles, la violencia, la represión y las catástrofes naturales. Piensen en la gente sin techo que camina por nuestras calles y en aquellos para quienes las calles de nuestra ciudad están plagadas de violencia.

Piensen también en las fuerzas oscuras que siguen polarizando nuestra sociedad y dan lugar a nuestro propio pecado, y al sufrimiento de tantos en mente o cuerpo con enfermedades crónicas. Ante todo esto, sabemos claramente nuestra necesidad de Cristo resucitado, que es nuestra esperanza.

Les insto a recuperar su fe pascual y su esperanza en Cristo, especialmente cuando se reúnan con su comunidad parroquial y escuchen una vez más la proclamación “¡Cristo ha resucitado!”. Cantamos en respuesta “Aleluya, verdaderamente ha resucitado”, expresando que al escuchar esta buena noticia profundizamos nuestra fe en que, al resucitar de la tumba, Cristo ha roto los lazos del pecado y de la muerte, y nos reclama como sus propios hijos e hijas de la luz.

Que este tiempo de Pascua sea una nueva primavera para nosotros personalmente, para nuestras parroquias y para nuestra arquidiócesis, mientras continuamos nuestra renovación y nuestro compromiso de ser misioneros de esperanza en un mundo tan necesitado.

Por último, recemos unos por otros, por todos los que amamos y por todos los que aún no han escuchado o aceptado la esperanza nueva y duradera en Cristo, nuestro Señor resucitado.

Sinceramente suyo en Cristo,

Cardenal Blase Cupich
Arzobispo de Chicago

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